Teatro Prado: Un Nuevo Museo para la Memoria de Medellín
Una Nueva Mirada al Pasado de la Ciudad
El Teatro Prado, conocido por ser la sede del grupo El Águila Descalza, inaugura un nuevo espacio para la cultura de la ciudad. A partir del 22 de julio, el público podrá visitar el Museo Teatro Prado y su primera exposición, “MEDELLÍN 1900-1940”. La muestra reúne textos y fotografías que cuentan la historia de la transformación de la ciudad a principios del siglo XX.
Este proyecto es el punto de encuentro de tres historias. La primera es la de la propia casa, una edificación patrimonial con más de un siglo de vida. La segunda es la del grupo El Águila Descalza, la compañía de teatro que rescató la mansión y la convirtió en el centro artístico que es hoy. La tercera es la del equipo de curadores, liderado por la publicación ‘Universo Centro’, que se encargó de darle forma a esta nueva mirada al pasado de Medellín.
Con esta apertura, el Teatro Prado se consolida no solo como un escenario para las artes escénicas, sino como un espacio dedicado a la conservación y difusión de la memoria de la ciudad, estableciendo un diálogo entre la historia que guardan sus muros y la creatividad que se vive en sus tablas.
La Historia de la Casa
Para entender la importancia del Teatro Prado, primero hay que conocer la historia de la casa que lo alberga. Su origen se remonta a principios del siglo XX, en el barrio Prado, que fue concebido como un «sueño hecho barrio». Diseñado alrededor de 1926 por industriales como Ricardo Olano Estrada, Prado se proyectó como uno de los barrios más elegantes de la ciudad, inspirado en la arquitectura europea. Sus calles, llenas de árboles, se poblaron de mansiones que hoy, a pesar del paso del tiempo, todavía conservan un «añejo esplendor» con sus «leones sentados y buhardillas bohemias».
En este entorno se construyó la edificación, terminada en 1916 para el industrial Heliodoro Medina. Su diseño, de estilo palladiano italiano, reflejaba las aspiraciones de una ciudad en pleno crecimiento. La belleza de la casa no pasó desapercibida: en 1919, ganó el concurso del Concejo Municipal a «La fachada más bella de Medellín», convirtiéndose en un referente arquitectónico de la época.
Desde temprano, la casa tuvo un vínculo con las artes. En 1925, sus salones sirvieron como locación para la película Bajo el cielo antioqueño, una de las producciones más importantes del cine mudo en Colombia. De esta forma, la mansión se convirtió en un escenario mucho antes de que un grupo de teatro pensara en habitarla.
En 1922, la propiedad fue adquirida por la familia de Cipriano Rodríguez, que vivió allí hasta 1988. Durante esas décadas, se conservaron cuidadosamente los detalles que la hacían única: los «techos decorados en yeso y laminilla de oro», los amplios espacios y los elegantes «zócalos en madera». Estos elementos son la prueba de un valor patrimonial que combina lo arquitectónico, lo cultural y lo simbólico, y que esperaba, sin saberlo, el siguiente capítulo de su historia.
El Águila Descalza: De un Apartamento a un Ícono
La historia de la Casa Prado no se puede contar sin la de El Águila Descalza. Los inicios del grupo de teatro contrastan con la grandeza de su sede actual. En 1980, Carlos Mario Aguirre, después de participar en varios colectivos teatrales, fundó el grupo. Para poder presentar sus obras, alquiló una pequeña habitación en su apartamento del barrio Laureles, con un aforo de apenas siete espectadores por función.
El rumbo del grupo cambió en 1985, cuando Cristina Toro, una estudiante de mercadeo que investigaba sobre públicos de teatro, entrevistó a Carlos Mario. La conexión fue inmediata. Según cuentan, esa misma noche él le ofreció un mordisco de la única comida que tenía, una cebolla morada, y ella aceptó. Ese gesto selló una de las alianzas más «fructíferas y talentosas» del teatro colombiano. Cristina se unió como actriz y coautora, y su primera obra juntos,
Tanto tango, se estrenó el mismo día de su boda.
Con la pareja consolidada, el éxito no tardó en llegar. La obra País paisa los catapultó a la fama. La comedia, un retrato agudo y divertido de la cultura antioqueña, conectó profundamente con el público. La gente salía del teatro diciendo «Esa es mi mamá», reconociéndose en los personajes. La sala se llenaba cada noche, y la multitud que se formaba en la calle llegó a ser un «asunto de orden público», al punto que una inspectora de policía ordenó cerrar el lugar.
Lejos de detenerlos, esto los impulsó a buscar escenarios más grandes, como el Teatro Metropolitano, que también llenaron por completo. El éxito fue tal que, paradójicamente, el grupo se quedó sin un lugar propio para presentarse. Necesitaban una sede que estuviera a la altura de la respuesta del público.
La Transformación: De Mansión a Teatro
En 1988, la búsqueda de una nueva sede llevó a El Águila Descalza a la antigua mansión del barrio Prado. Comprar una propiedad de gran valor patrimonial fue un acto de audacia, pero ellos vieron en el palacete el lugar perfecto para su proyecto. Así comenzó un proceso de transformación que duró doce años.
El diseño de la renovación estuvo a cargo del arquitecto Laureano Forero, quien donó los planos. Su propuesta fue clave porque respetó la estructura original. En lugar de modificar la mansión histórica, diseñó un teatro moderno y funcional en el solar, el patio trasero de la casa.
Esta decisión permitió conservar intacta la mansión, cuyos salones se convirtieron en el vestíbulo del teatro, galerías de arte y un museo con piezas de la historia del grupo. Así, el público que asiste a una función hace un recorrido en el tiempo: entra por una fachada de 1916, atraviesa los espacios de la antigua alta sociedad de Medellín y llega a una sala de teatro del siglo XXI. De esta forma, el edificio mismo refleja la filosofía del grupo: un arte que se inspira en el pasado para crear algo nuevo.
El teatro se inauguró finalmente en el año 2000, con una capacidad para 458 espectadores y todas las comodidades de una sala moderna. Desde entonces, ha mantenido una programación constante, con un promedio de 200 funciones al año, consolidándose como un referente de la comedia en la ciudad. Recientemente, el teatro invirtió más de 145 millones de pesos para adecuar sus instalaciones y garantizar el acceso a personas con movilidad reducida, reafirmando su compromiso con ser un espacio para todos.
La Curaduría: Una Mirada a la Historia de la Ciudad
La apertura del Museo Teatro Prado marca un nuevo hito, y la elección de sus curadores es significativa. La curaduría de la exposición “MEDELLÍN 1900-1940” fue liderada por la publicación ‘Universo Centro’, bajo la dirección del fotógrafo Juan Fernando Ospina, y contó con un equipo de museógrafos, arquitectos, historiadores y escritores. Además, el proyecto tuvo el apoyo del Archivo Fotográfico de la Biblioteca Pública Piloto de Medellín.
La decisión de encargar esta labor a un medio independiente como ‘Universo Centro’, conocido por su trabajo de crónica sobre la vida y la cultura de Medellín, es una declaración de principios. Esta alianza conecta al Teatro Prado con el pulso auténtico de la cultura urbana, un gesto que refleja la identidad de El Águila Descalza, cuyo arte se nutre del lenguaje y las vivencias de la gente. Al confiar la memoria de sus muros a estos cronistas, el teatro refuerza su papel como un centro cultural accesible y conectado con su comunidad.
Una Invitación a Redescubrir Medellín
La apertura del Museo Teatro Prado con la exposición “MEDELLÍN 1900-1940” consolida a este espacio como un centro cultural integral. Ya no es solo un lugar para ver teatro, sino también para explorar la historia de la ciudad.
La exposición ofrece a los habitantes de Medellín y a sus visitantes la oportunidad de conectarse con el pasado a través de una cuidada selección de fotografías y textos que documentan las primeras cuatro décadas del siglo XX. Es una invitación a recorrer la memoria de la ciudad en uno de sus edificios más emblemáticos.
El museo estará abierto al público a partir del 22 de julio, de martes a sábado, en horario de 11:00 a. m. a 6:00 p. m. La entrada será libre por tiempo limitado.